Secretary – cuando el placer duele

Secretary - Maggie Gyllenhaal

En Secretary, Lee Holloway acaba de salir de una institución mental, aunque continúa con su misma compulsión por autolesionarse. Un día descubre una oferta de empleo para la que se requiere a una secretaria. Pese a no tener experiencia, es contratada por el misterioso señor Grey, con quien entablará una relación más allá de lo profesional.

Secretary fue dirigida en el año 2002 por Steven Shainberg pero no la había visto hasta hace poco; por eso, no pudo sino sorprenderme que la película tuviera como trama central la vertiente sexual del sadomasoquismo… a manos de un tal señor Grey (James Spader). ¿Os suena Cincuenta sombras de Grey? Pues olvidadla; ésta es bastante mejor (aunque eso no dice gran cosa, puesto que el material llevado a la vida por E.L. James es realmente malo).

El placer en el dolor

El caso es que Secretary supera con creces las aventuras sexuales de Anastasia y compañía, de las que ya hablaré en algún momento. Y es que la película, pese a tocar un tema que conlleva cierto morbo, resulta elegante y con un sentido del humor alejado del trazo grueso. Todo ello sin olvidarse de desprender el erotismo necesario para funcionar. ¿La clave? Tiene un nombre y es Maggie Gyllenhaal.

La hermana del también actor Jake Gyllenhaal demuestra su talento gracias a un personaje complejo y matizado, que resulta apocado y sexy al mismo tiempo. El lenguaje corporal de Lee se va volviendo más sensual a medida que transcurre la cinta, y a pesar de su voz dulce y temblorosa, no engaña a nadie: el personaje aprende a ser explosivo y a lograr lo que quiere de su inmanejable jefe.

¿Es suficiente que Lee deje fluir su personalidad sumisa y que el señor Grey personifique su papel de tirano dominante para que la relación entre ambos funcione? ¿O es una bomba de relojería que, simplemente, no puede hacer más que explotar?

Secretary: spoilers

La belleza de una película como Secretary se encuentra en su traslación a la pantalla de otra forma de amor, una alejada de lo más convencional. Lo hace a través de dos personalidades muy marcadas, pero cuya esencia contradice sus actos: la protagonista, una chica sumisa, es quien acaba llevando las riendas, mientras que el señor Grey es alguien a la deriva que no sabe muy bien cómo manejar la situación cuando intuye que hay algo más.

La supuesta prueba a la que somete a Lee al final de la película es más una concesión por parte de ella, que sabe que una muestra más de poder es necesaria en alguien que lleva la dominación al límite. Lee lo sabe y por ello aguanta. Y la recompensa final es una relación que, al fin y al cabo, acaba siendo como las demás, una lucha donde tanto el dominio como la aceptación deben ser llevados al equilibrio necesario para el afecto y el respeto.

Para ver si…

  • Quieres ver un film con una muy sexy Maggie Gyllenhaal.
  • Te interesa ver una perspectiva del sadomasoquismo nada grotesca y exenta de “sombras” y otras pamplinas.
  • Te preguntaste dónde estuvo Faraday antes de llegar a la isla de Perdidos.

La escena

El primer castigo del señor Grey.

Noemí Escribano

Comunicadora Audiovisual, lectora voraz y procrastinadora nata.

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