10 películas que me han aterrorizado (II)
El día está nublado, gris, taciturno y sombrío, de modo que he decidido seguir lanzando adjetivos a siniestro en la segunda entrega de «Películas que me han aterrorizado». Segundas partes nunca fueron buenas, o eso dicen, pero quiero seguir compartiendo con vosotr@s el precioso recuerdo de todas esas cintas que me robaron el sueño y, de paso, me obsequiaron con deliciosas pesadillas. Allá vamos:
- Amanecer de los muertos, Zack Snyder
Cuando parecía que lo habíamos visto todo en el subgénero de zombies llegó Zack Snyder para sacudir los cimientos del subgénero con su adrenalítica película. La declaración de intenciones queda cristalina desde unos créditos de inicio perturbadores y efectivos al ritmo de Johnny Cash. Si a un prólogo brillante, a un centro comercial-ratonera y a un puñado de personajes creíbles le sumas un montaje excelente tienes un remake que, en mi opinión, supera con creces el Dawn of the dead de George Romero. Aunque algunas cosas no cambian, como la vieja lección que dice que el ser humano siempre es la peor de las amenazas.
2. La niebla, Frank Darabont
Los que habéis visto esta película basada en un relato de Stephen King sabréis a qué me refiero si me limito a mencionar «ese final». Sin duda, uno de los más desasosegantes -y con mala hostia- que he visto en un filme, capaz de helar el corazón del más pintado. Ese talento quedaría plasmado una vez más en la primera temporada de The Walking Dead (de una calidad muy superior al devenir posterior de la serie, cuando Darabont se bajó del proyecto).
Volviendo a La niebla, hay que decir que el tono general del filme ya merece de por sí el visionado. Las marcas de autor más repetidas en las novelas de Stephen King se ven representadas de forma efectiva y mal rollera: el fanatismo religioso, el apocalipsis y la poca consideración por algunos personajes.
3. Scream, Wes Craven
Wes Craven se encumbró en los años 80 creando al icónico Freddie Krueger, y años más tarde repitió la jugada de forma muy inteligente. Supo darle una vuelta de tuerca al género jugando con sus propias bases y reglas no escritas. De paso, creó a Ghostface, una de las personificaciones del mal más célebres de la década. Sus secuelas llevaron el metalenguaje a niveles de parodia, pero es primera introducción con una Drew Barrymore pasándolas canutas es historia del cine de terror.
4. Secuestrados, Miguel Ángel Vivas
Y sí, cuando el terror irrumpe en nuestros hogares resulta bastante escalofriante. Otra muestra de ello es la tensísima película Secuestrados, cuyo impacto fue aún mayor teniendo en cuenta la estela de irrupciones con violencia que estaban teniendo lugar en el momento. Pocos miedos son tan reales como el terror a que alguien desbarate la protección de tu hogar. En Secuestrados, el filme logra meterte en la acción de tal manera que te ves obligado a sufrir con esta familia de principio a fin. No es Funny Games, pero te lo hará pasar mal igual.
5. En la oscuridad, Jonathan Liebesman
Cuando somos pequeños tenemos esa inocencia que nos hace susceptibles a absorber toda clase de miedos, incluso aquellos procedentes de cosas inofensivas. Con el tiempo surgen nuevos terrores, como recibir la factura de la luz, pero resulta curioso que una película como En la oscuridad sea capaz de dar forma a ese terror primario que es el pavor a la penumbra. No sé vosotr@s, pero yo me siento muy identificada al ver a alguien titubear antes de adentrarse en un pasillo, aunque sólo sea por todos los malos ratos de la infancia imaginando que algo me perseguía entre las sombras.
Esperad, aún no os he dicho que lo que acecha en esta película es una versión sombría de el Ratoncito Pérez. No esperéis ratones gigantes, sino una bruja rencorosa y con mala baba. Sale Emma Caulfield (Anya en Buffy Cazavampiros).
6. Funny games, Michael Haneke
La versión de 1997, la de 2007, resulta indiferente. Los años pasan, la efectividad de esta historia rodada dos veces por Michael Haneke sigue intacta. Si ves este filme y no se te remueve algo por dentro, felicidades, tienes un temple de acero. Al margen de pasarlo mal con esta familia de clase media-alta sometida a los juegos de dos sádicos, el toque de gracia viene dado por cierto juego meta lingüístico cinematográfico. Inevitabilidad y conciencia de vouyerismo para acabar de dejarte helado.
7- El grito, Takashi Shimizu
Samara Morgan, la encantadora niñita del pozo de The Ring, no venía sola, ni mucho menos. Si hay algo que no les falta a los asiáticos es una cultura bien nutrida de leyendas fantasmagóricas y supersticiones. El cine de principios de los 2000 se encargó de saldar esta cuenta con una buena hornada de películas con mujeres de cabellos largos y negros, haciendo de la novedad algo repetitivo en el mejor de los casos.
El grito fue una de las cintas que más me gustó gracias a la atmósfera lograda y a la interesante historia de venganza e ira -más allá de tanto sonidito gutural y pelo en la ducha-. Además, punto a favor que para el remake contaran con Sarah Michelle Gegar, eterna reina del grito que, esta vez sin estacas, vuelve a enfrentarse a lo sobrenatural.
8. El más allá: «Pelo negro», Masaki Kobayashi
Seguimos con historias de terror procedentes de Asia y pasamos a un film poco conocido. El más allá es una recopilación de cuatro historias, y la primera de ellas, Pelo negro, es la causa de que la cinta aparezca en este recopilatorio. De nuevo, el fantasma de la venganza, el rencor y la ira hace acto de aparición, y aunque la escena culmen es más sugerida que otra cosa, no quita que me produjera muchísima perturbación. Aunque me da la sensación que si muchos de vosotros lo veáis, pensaréis que mis miedos son bastante básicos.
9. Las diábolicas, H.G. Clouzot
La reticencia de buena parte de las nuevas generaciones por ver cine de antaño hace que se pierdan visionar verdaderas joyas. Una de ellas sería esta maravilla del suspense, una cinta de 1955 cuyo desenlace es más que suficiente para recomendarla. Las diabólicas es buena de principio a fin, pero si hay algo que la define es su escena climática justo al final, con un epílogo que no queda atrás a la hora de provocar escalofríos. El mejor consejo que os puedo dar es que no os la destripéis y que la veáis cuanto antes.
10. La habitación blanca, Antonio Mercero
Mi recuerdo de La habitación blanca de Antonio Mercero es muy difuso, ya que la vi cuando era bastante pequeña y no tengo ganas de revisionarla de nuevo. Sin embargo, los planos finales de la película, una metáfora sobre la incomunicación, se quedaron en mi memoria durante muchos años. Como entenderéis, a mí las metáforas me daban bastante igual por aquella época; sólo sabía que esa misteriosa habitación blanca me producía una sensación nada agradable. Y para colmo me recordó a La Cabina, otro de mis horrores favoritos. La sencilla imagen de la habitación con la silla en medio me recuerda a The ring y me provoca pesadillas. Lo prometo.