‘Todo en un día’ – ingenuidad ochentera

Ferris Bueller es un adolescente que urde una treta para engañar a sus padres y no asistir a clase. Parece que el plan le sale redondo, pero tendrá que tener cuidado: el director del colegio ya sospecha de él, su hermana le tiene calado y la ciudad no parece tan grande cuando no paras de encontrarte a tus padres, que te creen en la cama con fiebre.

Siempre jóvenes

Serán los tiempos que cambian, será que ya no vivimos en los ochenta. Todo en un día es una de las películas más célebres del ya difunto John Hughes, director al que tanto le debe el cine de los ochenta (un género en si mismo), debió resultar pícara en su momento, incluso rompedora con su jovencísimo Matthew Broderick dirigiéndose al espectador y desafiando la famosa cuarta pared. Pero su visionado a día de hoy da significado a la frase «envejecer mal».

El principal problema de la cinta es su exuberante ingenuidad; dentro del desafío típico de la pubertad de rebelarse ante lo que se supone que uno debe hacer, todo queda en la defensa de un libre albedrío inexistente. Por mucho que Ferris personifique el alborozo de la juventud y la libertad, me gusta más pensar en él como un ser irreal que representa un concepto y no a un adolescente real. 

Ferris Bueller, icono ochentero

Entiendo el papel de Todo en día como hito ochentero pero, ya sea por haberla visto en un tipo equivocado o por cualquier otra razón, no me he visto cautivada por una de las cintas más representativas de la época. Mi pensamiento práctico durante el visionado consistió en que quisiera ver un día como los que vivía yo misma cuando hacía pellas en la universidad, echaría mano del álbum de recuerdos.

El supuesto espíritu libre y de romper contra lo establecido se ve ensombrecido por un protagonista bastante repelente, por una hermana aún más repelente aún si cabe, por unas peripecias bastante blandas y por un humor casi de marca familiar… cuando lo que pedía el cuerpo era algo similar a Despedida de soltero. Con Kevin en Solo en casa lograron algo mucho más divertido, y eso que el personaje no llegaba a salir.

Soy muy fan del cine de los 80, pero Todo en un día no aporta más que trazos de una nostalgia puramente idealizada, sin el corazón de otras cintas como El club de los cinco, y con la que ya es difícil identificarse.

Para ver si…

    • Eres un incondicional del cine ochentero.
    • Te hace gracia ver a Jennifer Grey en otro papel que no sea Dirty dancing.
    • Quieres ver un cameo de Charlie Sheen.

La escena: El contagioso Twist and shout de los Beatles en medio del desfile.

Noemí Escribano

Comunicadora Audiovisual, lectora voraz y procrastinadora nata.

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