Loving Vincent – cuando la pintura cobra vida
Hoy en día sabemos mucho de Vincent Van Gogh, a pesar de que su obra pasó casi totalmente inadvertida en vida. A lo largo de todos los años que pasó yendo de un lado a otro, pintando sin parar y puliendo su técnica casi de forma obsesiva, también escribió. Decenas de cartas, sobre todo dirigidas a su hermano Theo, la única persona de su familia que le comprendía; incluso costeaba los materiales de Vincent para que éste pudiera continuar pintando, a expensas de su propio bienestar.
Pintura biográfica
Van Gogh fue un artista autodidacta, conocido tanto por sus cuadros como por los hechos que acontecieron su vida. Su temperamento, su relación con Gauguin, que se cortara la oreja, su supuesto suicidio… Loving Vincent no es el primer film en acercarse a la vida del pintor neerlandés (pudimos disfrutar, por ejemplo, de El loco con el pelo rojo -Lust for Life- con la genial interpretación de Kirk Douglas), pero éste es el primero en mimetizarse con la mismísima obra del pintor. Es la película que Van Gogh hubiera pintado.
Dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman, Loving Vincent consiste en nada más y nada menos que 56.800 fotogramas pintados uno a uno siguiendo el estilo del artista holandés. El resultado son 80 minutos de un film que se disfruta como la obra de arte en movimiento que es, donde cada plano rebosa color, viveza y el incuestionable talento inspirado en Van Gogh.
Recorriendo la vida de Van Gogh
La película transcurre de forma posterior a la muerte de Vincent; el joven Armand, instigado por su padre (que fuera amigo del pintor), se ve volcado en la búsqueda de la última carta que Van Gogh le escribió a su hermano Theo y que éste nunca llegó a recibir. A través de su protagonista recorremos los mismos parajes que en su día recorrió el pintor, escenarios que sobre todo paseó con su vista para poder plasmarlos sobre un lienzo a través de su filtro personal.
En Loving Vincent conocemos algunas de las personas que trataron con él en vida y exploramos un poco más a fondo la difícil personalidad del pintor, casi siempre torturada pero también perpetuamente fascinada por el mundo que le rodeaba, sobre las causas que le llevaron a morir de forma prematura y sobre las obras que dejó como legado al arte.
Cuadros en movimiento
Loving Vincent es un film hermoso, se mire por donde se mire; a veces lo es tantísimo que cuesta centrar la mente en la trama y no distraerse con cada pincelada que aparece en pantalla. Los personajes entran y salen del cuadro, cuentan su versión de los hechos con sentimientos dispares como la frustración, la tristeza o la resignación. La mayoría de ellos habla de la desaparición del pintor como si hubiera sido crónica de una muerte anunciada, pero para los que comprendieron el valor de su pintura este hecho va acompañado de la amarga sensación de no haber podido evitarlo.
En este cinta el continente es tan importante como el contenido, una forma de traer a la vida un largometraje como nunca antes se había hecho. Y es para, para homenajear a alguien como Vincent Van Gogh, nada mejor que una obra que se queda grabada en la retina como uno de sus célebres cuadros al óleo.
Ficha Loving Vincent Filmaffinity
Trailer Loving Vincent