‘Frida: Viva la Vida’ – la piel que habito
Frida Kahlo es una de las artistas más reconocidas, no sólo del panorama mexicano, sino a nivel mundial. En sus retratos, por mucho que la cultura pop haga hincapié en sus pobladas cejas, destaca su expresión consciente, poderosa, casi regia. La iconografía que la envuelve -parte de ella consciente- es patente en las fotografías donde aparece, pero más aún en sus autorretratos, lienzos de una mirada talentosa y ligada perennemente a su vida personal. Es difícil decir algo de Frida que no sepamos, pero el documental italiano Frida: Viva la Vida se esfuerza por añadir otra visión del imaginario de la artista.
Frida: Viva la vida, la artista en carne viva
El documental apuesta por remarcar lo anecdótico en la vida de Frida Kahlo, así como para profundizar en algunos aspectos de la cultura mexicana que inspiraron a la artista. Frida: Viva la vida es un proyecto que nace al abrirse una de las habitaciones de la casa donde vivió la pintora, cerrada durante décadas. Los enseres personales hallados no hacen más que recalcar lo consciente que era Frida de la imagen que transmitía, dejando que el vestuario, los peinados y otros elementos tuviera voz propia, completando su discurso.
Quizás uno de los puntos de reflexión más interesantes del documental viene de la mano de una fotógrafa entrevistada, quien desdeña la idea de Kahlo como una mujer feminista pues era, en gran medida, “sumisa a Diego Rivera”. Sea como sea, lo que resulta incontestable es el gran talento de Frida Kahlo para representar su mundo interior, repleto de amor y dolor. Algo que ya habíamos visto plasmado en la película Frida, el proyecto que tantísimo le costó sacar adelante a Salma Hayek, y en el que podéis haceros una buena idea de la vida de la artista y de su compleja relación con el también famoso pintor Diego Rivera.
Dualidad expuesta
Debo decir que algunas de las decisiones formales del documental Frida: Viva la Vida no me han convencido. Entiendo que, con ánimo de dinamizar la narración, se hayan empleado algunos recursos estético-poéticos a lo largo del metraje. Uno de ellos consiste en utilizar dos actrices para escenificar la Frida prisionera del dolor y la Frida liberada por el arte. Sin embargo, esto provoca demasiados espacios vacíos de interés para el espectador que se podrían haber utilizado en profundizar en la figura de Kahlo.
La sensación de pastiche de estilos se intensifica debido a algunas elecciones en el montaje durante determinados tramos, así como en el empleo de tipografías y músicas que, si bien trazan una línea de semblanza con Kahlo y, se desmarcan de la narración mucho más sobria sostenida por la actriz Asia Argento.
“Me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco”
Frida Kahlo es un personaje sumamente interesante, y por ello resulta fascinante redescubrir las diferentes capas de su personalidad que transitan a lo largo de su obra. Durante su vida no tuvo reparos en abrirse en canal para volcarse en sus cuadros, deconstruyendo sus demonios particulares para dar a luz a una obra apasionante, tan honesta que, en ocasiones, duele contemplarla.
Su última frase sobre un lienzo fue “Viva la vida”, porque a pesar de todo su dolor, Frida supo disfrutar de su tiempo y vivirlo intensamente. Una mirada singular que merece la pena conocer, explorar y poner en valor.
“Si yo pudiera darte una cosa en la vida, me gustaría darte la capacidad de verte a través de mis ojos. Sólo entonces te darás cuenta de lo especial que eres para mí”.
Ficha Frida: Viva la vida en Filmaffinity
Tráiler Frida: Viva la vida