‘Larga vida y prosperidad’: conectando con la Enterprise
En Larga vida y prosperidad tenemos a Wendy (Dakota Fanning), una joven de 28 años que sufre de autismo. Su rutina está marcada por unas reglas estrictas que le permiten tener algo de independencia; al mismo tiempo, cuenta con la ayuda de Scottie (Toni Collette), su terapeuta. Su empeño en participar en un concurso de guiones para Star Trek desencadenará una serie de acontecimientos en los que demostrará ser capaz de cuidar de sí misma.
Si hay algo que caracteriza la trayectoria de Dakota Fanning es su tendencia a situarse fuera de la línea de confort típica de una intérprete juvenil. A pesar de sus escarceos en sagas de gran público -vampiros relucientes al canto- lo cierto es que ha sabido desmarcarse a través de películas como Houndhog o The Runaways. En esta ocasión, Fanning se pone en la piel de una persona con autismo empleando toda una serie de mecanismos en los que se apoya para aportar credibilidad a su interpretación.
Sin duda alguna, ella y el componente trekkie son los principales valores a la hora de considerar Larga vida y prosperidad, una road movie dirigida por Ben Lewin que resulta amable y luminosa. La cinta cuenta con la dosis adecuada de drama -a través del vínculo de Wendy con su hermana Audrey (Alice Eve)- para empatizar con quienes que sufren esta enfermedad, así como para conectar con su entorno más cercano.
Para Wendy, tanto su hermana como su pasión por Star Trek -y su inevitable conexión con la manera de sentir de Spock, mitad vulcaniano mitad hombre- funcionan como revulsivos que la animan a demostrar su autosuficiencia: de este modo, iniciamos un particular “camino del héroe” donde la seguimos en algunas de las situaciones nada sencillas que puede tener que afrontar alguien con autismo.
Larga vida y prosperidad cuenta con el ya citado elemento Star Trek para sacarnos más de una sonrisa, especialmente a los seguidores de dicho universo. Al margen de esto, es posible tildar de fantasioso el desarrollo general de la trama -Wendy demuestra salir airosa de forma constante, a pesar de sus limitaciones-, lo cual resta algo de veracidad a la cinta. Si a ello le sumamos el convencionalismo de escenarios y situaciones, esto desemboca en que la película no se mueva hacia algo más trascendental.
No obstante, todos aquellos que se sientan a gusto con las películas feel good disfrutarán del optimismo que Larga vida y prosperidad trata de transmitir. Un retrato suave -y que no se enfanga en territorios poco amables- sobre el autismo, que cuenta con la concesión al mundo trekkie para aportar una bienvenida dosis de simpatía y emoción a la historia.
Ficha Larga vida y prosperidad Filmaffinity
Tráiler Larga vida y prosperidad