Tierra de Campos – David Trueba
Hay libros que te llegan a través de recomendaciones, libros a los que llegas por mero instinto y libros que te llegan por sorpresa. Éste último fue el caso de Tierra de campos, novela escrita por David Trueba que, en forma de road movie por las carreteras palentinas, nos acerca la historia repleta de claroscuros -como debe ser la descripción de una vida mínimamente honesta- de Dani Mosca, un músico que decide enterrar a su padre en su pueblo natal.
Antes de disponerme a escribir sobre esta novela -adelanto ya que lo he disfrutado muchísimo- quería traer a colación unas palabras que leí sobre esta misma obra escritas por Carlos Zanón: <Trueba es un escritor mucho más seguro e impertinente con el lector de lo que parece mientras lo lees: quiere saber quién es él mientras tú te preguntas por qué lo suyo se parece tanto a ti sin serlo.>
Hay frases que dan en el clavo -y que me encantaría que fueran mías, pero no es caso-. Zanón describe a la perfección la sensación que tuve leyendo Tierra de Campos. Es increíble que un personaje con el que no tienes nada o casi nada en común sea capaz de crear en el lector un curioso efecto espejo. Dani es un cantautor en los 40 con mucho mundo a sus espaldas, pero aunque su hoja de ruta difiera de la tuya sus desidias, sus melancolías, sus recuerdos luminosos y su sensación de vacío conforman un reflejo universal. Será que al final la vida es un arquetipo por antonomasia, el que todos terminamos pasando de una forma u otra.
La narración de Trueba me ha gustado especialmente porque sus frases y líneas de pensamiento resultan profundas y hermosas, pero a la vez sencillas, sin caer en esos excesos hiperbólicos que algunos escritores se empeñan en colgar de cada renglón. Tampoco renuncia a abandonar esa orfebrería tan maravillosa de elegir la palabra o el símil más correcto en cada momento. Tierra de Campos está repleto de frases que me hacen esbozar una sonrisa, no tanto porque resulten alegres o despreocupadas, sino porque indentifico sentimientos y situaciones esgrimidos con mucha puntería.
La historia de Dani Mosca se siente real a pesar de estar hablándonos de la vida de un músico, una experiencia vital de correrías nada convencional pero que en ningún momento se separa de los hechos más terrenales -ay, el amor, ese toma y daca universal. Especialmente entrañable me pareció el personaje de Gus, la verdadera historia de amor de Dani a lo largo del libro, esa persona que todos deberíamos tener -sea un amigo o una pareja- para poder pensar en ella cuando tenemos algo que contar, por nimio o banal que resulte.
Tierra de campos te remueve algo en la nostalgia y te da ganas de rememorar la banda sonora de tu vida. Creo que Las Moscas es un grupo que me habría gustado escuchar.