Spider-Man Homecoming: ¿el mejor hombre araña?
Las comparaciones suelen ser odiosas y si tenemos en cuenta que desde que Sam Raimi dirigió Spider-Man en 2002 ha habido otras dos secuelas de este mismo director, un reboot con dos entregas más y un re-reboot (a falta de un término cualquiera para definirlo) este mismo año 2017 pues… 6 películas de Spiderman en quince años protagonizadas por tres actores (muy) diferentes: Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland. Villanos para todos los gustos, enfoques muy distintos y, como no, opiniones variopintas. Y una pregunta clave a responder: ¿es éste el Spider-Man «el definitivo»?
El hombre araña más adolescente
Me es muy difícil, como ya se está pudiendo ver, hablar del Spider-Man de Jon Watts sin mencionar las anteriores adaptaciones del hombre araña. Sin embargo, hay que reconocer que este superhéroe arácnido no tiene nada que ver con el interpretado por Tobey Maguire a principios de los 2000.
La trilogía de Sam Raimi se planteó desde el principio como una saga más adulta y de tono más grave, donde los personajes tuvieran un rango de edad mayor (sólo hay que ver a la tía May) y el peso de la responsabilidad de ser Spidey/Peter Parker generara un conflicto mucho más fuerte. Marc Webb, por su parte, dio un viraje más adolescente y ligero a sus películas, con determinadas concesiones al drama que se acrecentaron sobre todo en la segunda entrega; y finalmente, tenemos Spiderman: Homecoming que es, sencillamente, puro divertimento.
El Marvel del entretenimiento sin ambages, del chascarrillo y del chiste fácil: teniendo en cuenta que la esencia de Spider-Man es, en buena parte, este retrato bromista y respondón, el nuevo traje de hombre araña le sienta sumamente bien al icónico personaje.
El Spider-Man que estábamos esperando
Tom Holland es un Spider-Man perfecto dentro de este enfoque, un chaval preocupado por los típicos problemas de instituto y, al mismo tiempo, con ansias de explotar su faceta como superhéroe, frenada en seco tras su encuentro con los Vengadores. Las apariciones de Iron Man son pocas pero muy acertadas para potenciar tanto la vis cómica como para aportar la figura paternal, desaparecida aquí al omitir por completo el personaje de tío Ben.
No hay ni Mary Janes ni Gwen Stacys, pero sí un «crush» adolescente (como toda buena película teen), así como un apoyo en forma de amigo nerd y muchas y muy trepidantes escenas de acción. También hay un villano, que viene incluido con cierto enredo sentimental, algo accesorio pero bien encajado a efectos de trama. Y sobre todo tenemos a un Spider-Man exprimiendo al máximo su traje, más gadgeteado que nunca, disfrutando de su rol y haciéndonos disfrutar a nosotros, los espectadores.
Spider-Man: Homecoming es divertida y palomitera al máximo, y aunque quizás no pueda ponerle pegas a esta nueva escenificación del hombre araña, para mí no es el mejor Spider-Man que he visto hasta la fecha. La razón es que esta película parece un clon/refrito de todo lo que ya hemos visto hasta la extenuación, y aunque es sumamente entretenida no me parece para nada memorable. Aquí no hay besos arácnidos bajo la lluvia, ni la épica de parar un tren y salvar a un ciudad entera, ni la carga por haber sido el causante de la muerte del padre de tu mejor amigo.
Las comparaciones son odiosas, pero de momento mi podium sigue coronado por Spider-Man 2 de Sam Raimi y ese glorioso Octopus, y por un Spider-Man que sabe que realmente un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Sin embargo, no puedo negar que este Spidey me ha conquistado un poquito y que tengo ganas de saber qué más le deparará a este adolescente que esconde a un gran súperhéroe.
Ficha Spider-Man: Homecoming Filmaffinity
Trailer Spider-Man: Homecoming