‘Burning’ – incertidumbres que queman

Burning

Tras su paso por los festivales de Cannes y de Sitges, las opiniones sobre Burning coincidían en su mayoría: lo último de Lee Chang-dong era una de las grandes películas del año. Nada que objetar al respecto: la película es mucho más que un plot twist que emerge desde su tranquila cadencia. También es poesía y belleza. Sin duda alguna, Burning es una de las mayores alegrías cinematográficas que me llevo de 2018.

Los mundos de Murakami

Jongsu (Yoo Ah In) es un joven que vaga a la deriva. No renuncia a sus aspiraciones de convertirse en escritor y logra subsistir a través de los pequeños trabajos como repartidor que consigue. Un día se topa con Haemi (Jun Jong-seo), una conocida de la infancia, y retoman el contacto. Pero cuando Jongsu empieza a sentir algo por ella, un joven adinerado llamado Ben (Steven Yeun) entra en discordia.

Burning es una cinta coreana basada en un pequeño relato de Haruki Murakami. Los habituales de este escritor japonés descubrirán algunas de sus constantes -por ejemplo, la manera cómo se esboza el personaje de Haemi-. También, resultan habituales en el autor tanto el aire nostálgico como la sensación de inevitalidad, factores patentes en el tono de la cinta. Jongsu se erige como otro personaje más en la galería de retratos complacientes, donde la rebelión o la sumisión se engarzan. En los mundos de Murakami, los sentimientos rara vez son mostrados de forma explícita, sino que se escudan en ambigüedades y silencios. Todo ello ha sido magníficamente trasladado a la gran pantalla por Lee Chang-dong, quien equilibra la frialdad y la distancia de los personajes con otros recursos narrativos.

Burning

Lo que arde en el frío

Desgranar Burning no es tarea fácil. A ti, lector, te digo que es mejor que no sepas nada más. Obras como ésta no se encuentran cada día, y por ello te recomiendo que te dejes llevar por una de las historias mejor llevadas a la pantalla del año. El film expone y sugiere tal cantidad de temas y emociones a lo largo de sus dos horas y media de metraje que resulta difícil trasladar mis impresiones al terreno de la crítica. Hay algo indescifrablemente hipnótico en las palabras que los personajes no llegan a decir, así como en la belleza ominosa de sus planos.

Disponer semejante puzzle de situaciones y empatías de forma equilibrada y maestra tan sólo es posible de la mano de un realizador con mucho tino cinematográfico. La cadencia reposada de Burning no va en detrimento del interés de sus espectadores, atrapados ante el triángulo que se desarrolla frente a sus ojos. Tres personas de personalidades muy distintas para un drama existencial donde la soledad, la resignación y las ilusiones veladas conforman las rutinas de sus protagonistas, inmersos en un contexto social y político encargado de socavar todas sus esperanzas de futuro.

Burning

Incluso en las escenas donde parece suceder nada relevante se disponen piezas que aportan riqueza a las personalidades de Jongsu, Haemi y Ben. Todo está dispuesto sutilmente para que comprendamos, sin más. En Burning, los mecanismos del cine y la narración se retroalimentan creando una simbiosis perfecta, algo que también se transmite a través de sus excelentes fotografía y música.

Es imposible ver Burning y que no se te quede en la retina la imagen de Haemi danzando al atardecer. Cuando la desnudez sí habla por sí sola y explica historias sobre las ganas de libertad y de fundirse en un atardecer. El tipo de imagen capaz de instalarse fácilmente en la memoria y la clase de melancolía ensoñadora que te provocará una pequeña punzada en el corazón.

Ficha Burning Filmaffinity

Trailer Burning

Noemí Escribano

Comunicadora Audiovisual, lectora voraz y procrastinadora nata.

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