Brigsby Bear – el programa de tu infancia

¿Alguno de vosotros recuerda ese programa o serie de la infancia que le resultaba tan especial? Se acercaba la hora y surgía esa emoción tan difícil de describir, como si buena parte del día hubiera girado en torno a ese momento. Cuando era pequeña, época en la que veía muchísima más televisión de la que veo ahora, programas como el Grand Prix o La noche de los castillos y series de animación como Los Simpson, Sakura la Cazadora de Cartas o Digimon me producían esa sensación. Haber vivido algo así en algún momento de vida hace que sea sencillo sintonizar, aunque sea de forma algo difusa, con James (Kyle Mooney), el protagonista de Brigsby Bear.

De las cinco películas que he tenido el placer de ver durante el Americana Film Festival de este año, diría que Brigsby Bear es, no sólo la que he disfrutado más, sino también la que me ha dejado mayor poso. Tras la decepcionantemente envarada Golden Exits, el divertimento millennial de Ingrid Goes West y el abatimiento crepuscular de Lucky, Brigsby Bear apareció como un soplo de aire fresco en el que la dulce conducta naif de su protagonista, encerrado durante años por sus falsos padres raptores, nos ofrece un revitalizante punto de vista sobre nuestra forma de disfrutar de lo que realmente nos apasiona y luchar por lo que queremos.

Inocencia en choque con la realidad

En una sociedad cada vez más cínica, en la que dar la opinión parece sinónimo de imponer puntos de vistas y dispensar faltas de respeto gratuitas, James y su show surgen de su propio e infantilizado mundo, pero la colisión con nuestra realidad no lo es tanto como cabría esperar. Parece que estemos ansiosos por absorber cualquier aparente muestra de honestidad, aunque provenga de un treintañero que no sabe nada de la vida y de un show con un oso de pega que aprovecha sus aventuras para enseñar matemáticas y dar variadas moralinas.

Quizás debemos plantearnos que si Brigsby Bear nos conmueve es porque, al margen de su efectiva narración, dulce y sin dramatismos, sin grandes encuentros ni desencuentros, estemos más faltos de cierta ternura de lo que pensamos. Aunque gracias a cineastas como Dave McCary y a breves apariciones de actores que ya casi parecen ser amigos nuestros (Mark Hamill, al que incluso le da tiempo a mostrar sus reputadas dotes como doblador) podemos imaginar por un momento que volvemos a ser esos niños que se maravillaban con lo mínimo y que tenían el poder de continuar maravillándose con el mundo.

Ficha Brigsby Bear Filmaffinity

Trailer Brigsby Bear

Noemí Escribano

Comunicadora Audiovisual, lectora voraz y procrastinadora nata.

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