‘Mata a tus ídolos’, Toni Garcia Ramon
Si algo me quedó claro en las dos ocasiones que he podido charlar con Toni Garcia Ramon es que anécdotas no le faltan. Para alguien como yo, cuya senda laboral se ha ido desviando del audiovisual, escuchar sus historias era el equivalente a ojear la -ansiada- dimensión desconocida. Leer Mata a tus ídolos es, para cualquier cinéfilo, lo más similar a colarte en un área VIP. Un pase a una zona exclusiva donde avistarás a más de un famoso al que, seguramente, no volverás a ver con los mismos ojos.
Mata a tus ídolos -pero sólo un poco-
Lo cierto es que la mayoría de los mortales sólo podemos soñar con conocer a entidades tales como Tom Hanks o Nicole Kidman. Por esa razón, tener a mano una recopilación de anécdotas basadas en la cara B de las estrellas suena como poco a fantasía. En Mata a tus ídolos se concentran un buen puñado de historias que recogen lo que no se lee en las entrevistas. Y es que, como te podrás imaginar, más allá de las actuaciones, los posadas y las carreras de premios, hay personas listas para descender de sus pedestales y volver a su lógico -y no siempre agraciado- plano terrenal.
Surrealismo en el star system
Para qué negarlo; todos hemos endiosado a algún famoso. Mediante un tono claramente humorístico, Toni Garcia Ramon se encarga de desmitificar estrellas y, de paso, proporcionarnos unas cuantas carcajadas. Si bien es cierto que algunos relatos dejan espacio a vivencias personales de cariz mucho más conmovedor, la mayoría de las situaciones plasmadas resultan hilarantes, espoleadas por un tono bastante gamberro.
La narración jocosamente punzante no os hará pasar por alto los niveles de surrealismo que alcanzan algunas de las historias. Sin embargo, lejos de ser un invent que diríamos en la tradición tuitera, las andanzas comprendidas en Mata a tus ídolos saben a aperitivo más que a comilona. Vamos, que te quedarás con lacerantes ganas de que el autor siga destapando la caja de los truenos para nuestra lectura y disfrute.
Cinefilia en vena
No me gustan los spoilers, así que omitiré entrar en detalle sobre las historias contenidas en Mata a tus ídolos. Expliqué el “episodio Tom Hanks” a algunos amigos y, aun contado con bastante menos gracia que su autor, ya les provocó unas cuantas risas. Os diría que si no queréis realizar un abrupto ejercicio de desmitificación de personalidades tales como John Cusack o John Carpenter mantengáis la distancia de seguridad -una más-. Pero teniendo en cuenta que a otros personajes les cogeréis aún más cariño, yo le daría una tentativa.
Mata a tus ídolos es la clase de libro que, si hubiera existido hace unos cuantos años, probablemente me habría azuzado a seguir con más ahínco todos aquellos sueños de trabajar como periodista cinematográfica. Por mucho que visitar por enésima vez La Croissette suponga perder parte de la fascinación inicial, estoy segura que muchos de vosotros daríais lo que fuera por sentirlo en vuestras propias carnes. Y si en el proceso terminas matando a unos cuantos ídolos, qué mejor que hacerlo llevándote una anécdota de la hostia.
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