Mi única experiencia jugando a Tomb Raider tuvo lugar en los lejanos tiempos en que era propietaria de una Dreamcast (consola que, supuestamente, iba a superar a la Play Station 1, o al menos esa fue la trola que les vendieron a mis padres en el Corte Inglés). Mi (im)paciencia infantil hizo que dejara el …
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