10 películas que me han aterrorizado (I)
Es tarde y no tengo sueño. ¿Y cuál es la mejor idea que se me ocurre antes de irme a la cama? Escribir sobre las películas que más me han aterrorizado, claro está. Hablar sobre el miedo siempre es interesante: no deja de sorprenderme cuando una escena me provoca verdadero pavor y a muchos otros deja completamente indiferente. La subjetividad, aquí, es un hecho aún más evidente que en otros géneros. Recuerdo cuando de pequeña veía con mis amigos El exorcista: a mí, ver a Reagan bajando a lo gonzo por las escaleras me provocaba risa, mientras que otros estaban al borde del llanto. En cambio, todavía no me he recuperado del visionado de 13 fantasmas, filme que provocaba la hilaridad de los demás.
En fin, que cada uno tiene sus propios temores o fobias, y no siempre están definidos por algo claramente terrorífico. Y si no, decidme por qué me dan ganas de salir corriendo cada vez que oigo el sonido de THX :
Pavor puro. La cosa no mejora a partir de ahora; estoy convencida que cuando termine de escribir esto Lo que sí es seguro es que, cuando termine de escribir esto, aún me costará más dormir.
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À l’intérieur, Alexandre Bustillo y Julien Maury
No falla; en el momento en que trato de recordar las películas de terror que más me han impactado, À l’intérieur aparece en mi mente como un fantasma indeseado. Antes del visionado de Hereditary, este film francés se encontraba en la primera posición de obras malrolleras. Si bien en su tramo final hace unas concesiones demasiado evidentes a los cánones del género, el conjunto general de la cinta resulta bastante escalofriante. Una mujer embarazada pasa la Nochebuena sola en su hogar cuando una presencia irrumpe para hacérselas pasar canutas.
Béatrice Dalle -a quién en 2019 hemos vuelto a ver en Lux Aeterna– da vida la extraña mujer de negro en una película que no escatima en sangre ni en sadismos.
2. The ring, Gore Verbinski
Dos palabras: Samara Morgan. Esa maldita niña saliendo del pozo me ha provocado más pesadillas que todo el listado en conjunto. El aspecto primordial de esta obra a la hora de provocar pavor es la implicación directa del espectador. Existe una maldición sobre aquellos que se atreven a ver la extraña cinta, repleta de imágenes perturbadoras, y su colofón es ver aparecer a una cría retorcida -en todos los sentidos- haciendo acto de aparición en tu confortable salón.
Y sí, mucha risa y cachondeo sobre el tema, pero cuando con 14 años me sonó el teléfono tras haberla visto y no respondió nadie, juro que casi muero del susto.
PD: Elijo la versión USA porque considero que es más redonda que la japonesa, a pesar de que Samara saliendo del televisor en la película original da igual o más miedo que ésta.
3. It follows, David Robert Mitchell
Considero esta película una pequeña joya dentro del género por dos razones: la primera, por conseguir provocar escalofríos con premisa tan sencilla como alguien persiguiéndote. Simple y efectivo. La segunda razón es la carga simbólica del film: temas como el despertar sexual, la madurez como enfermedad de la que nunca nos recuperamos y la conciencia de la muerte tras la adolescencia hicieron que entrara en mi ranking de films de terror favoritos. Eso y que después de visionarla me pasé el día con paranoia persecutoria.
4. 13 fantasmas, Steve Beck
Vi esta película durante la adolescencia, edad en la que toleraba más bien poco el cine de este género. Básicamente, todo me daba miedo. Y visionar esta película no fue la mejor de las ideas. El desarrollo es algo ramplón, lo reconozco, pero los fantasmas de marras no están nada mal. Si a ello añadimos una casa de diseño curiosamente claustrofóbica y el hecho adicional de no poder ver a los fantasmas -son invisibles-, todo ello me hizo pasar un divertido mal rato.
5. La matanza de Texas, Tobe Hooper
Clásico entre los clásicos, se toma su tiempo para dar paso al horror, un buen caldo de cultivo previo a la tensión más brutal. Puede que sea un miedo bastante primario, pero creo resulta bastante racional que me aterrorice un tío gigante con una motosierra. Además, sus apariciones no son precisamente discretas; en el momento de ver la película pensé que, de estar en esa situación, no haría falta que me cortara en pedacitos. Sólo verlo irrumpir en el cuarto podría matarme del susto con facilidad.
6. El cebo, Ladislao Vajda
Vamos a algo más sutil. Esta película quizás no la conozca tanta gente, y no es realmente terrorífica, pero aun así… Un detective investiga la muerte de unas niñas; para descubrir al asesino se acerca a una madre soltera para utilizar a su hija pequeña como cebo.
Y aquí llega el SPOILER: el asesino empleaba un títere para atraer a las niñas; cuando, al final, éste es abatido, el detective utiliza la misma marioneta para tranquilizar a la cría asustada. El horror viene al contemplar al “bueno” personificar al asesino, alguien que en realidad ha tenido la sangre fría de poner en peligro a una niña, lo que te hace plantearte quien es el verdadero malo de la función. La sensación que te deja es muy desagradable.
7. El proyecto de la bruja de Blair, Daniel Myrick y Eduardo Sánchez
Muchos de los que fueron al cine a ver esta película la criticaron ferozmente por sus vaivenes de cámara mareantes y porque, sencillamente, no sucedía gran cosa a lo largo de todo el metraje. Yo sólo sé que la vi hace unos meses, sola en mi cuarto, y cuando llegué al escalofriante último plano, me entró tal frío interior que no me deshice de él ni con mantas. El film condensa hábilmente toda una atmósfera -que ha sido copiada y parodiada hasta la saciedad- y al final te la dispara en la cara. Para mí, más efectivo, imposible.
8. 28 días después, Danny Boyle
Revisioné hace poco esta película con otros ojos (unos más adultos y menos impresionables). Si bien no produjo en mí el mismo impacto que años atrás, cuando me costó dormir imaginando ojos rojos en cada rincón, sigo pensando que es un film que se sirve estupendamente de un recurso argumental tan manido como son los zombies. Consigue lo que muchas cintas de horror pugnan por lograr: meterte en un ambiente totalmente inhóspito y aterrador, y que sumerjas en él.
9 . 28 semanas después, Juan Carlos Fresnadillo
No es lo más usual que los filmes de terror gocen de buenas secuelas. Fresnadillo lo logró con esta segunda parte, muy diferente a la primera tanto tanto en ritmo como en escenarios, pero muy efectiva. ¿Terrorífica? El prólogo de la película es uno de los que más recuerdo, ya no sólo del género sino de cualquier película, y me obligó a colocarme en una decisión moral nada agradable.
10. Pesadilla en Elm Street, Wes Craven
Freddie Krueger es, en realidad, un guasón, y como malo de la función puede incluso provocar alguna que otra risa. Lo que no me hizo ni pizca de gracia fue la imagen de un cadáver en la bolsa siendo arrastrado por alguien invisible por los pasillos de una escuela. Ni eso, ni la escena de la cama con un primerizo Johnny Depp. Ni la maldita BSO. Ni tampoco el miedo que pasé al cerrar los ojos por la noche cuando tuve que intentar dormir.