Que dios nos perdone – falta que nos haría

Que dios nos perdone

Es un clásico pero siento debilidad por las películas que muestran la peor cara del hombre… y la dualidad presente en él. En el cine policíaco es algo a lo que estamos acostumbrados; como si desvelar las miserias de los demás nos obligara a desvelar las nuestras propias. Y Que dios nos perdone es un thriller que, además de estar bien construido, no falla en la recreación de nuestro peor lado, incluso cuando la intención es hacer el bien.

Y es que ejercer la moralidad y condenar a los que cometen actos reprobables siempre obliga al análisis de uno mismo. Es el caso de los inspectores Alfaro y Velarde, abocados a una cruenta investigación en pleno verano de 2011, con el movimiento del 15-M y el telón de fondo de la crisis. Para completar el contexto, la visita del Papa Benedicto, rechazada por muchos y anhelada por tantos otros. Y en ese clima que mezcla rebelión y devoción, un asesino en serie no tiene piedad a la hora de matar a señoras ancianas.

Que dios nos perdone tiene muchos puntos a destacar: además de su atinada fotografía y su buen ritmo, se alza por encima de todo las interpretaciones del elenco. Antonio de la Torre está estupendo interpretando al cándido Velarde, con un pasado capaz de oscurecer sus actos; y Roberto Álamo también borda la bomba de relojería que es Alfaro, logrando una buena visceral interpretación sin caer en la caricatura, que hubiera sido lo fácil. Mención aparte recibe Javier Pereira, acertadísimo en su recreación de un perfil tan seductor como perturbador. Al final, la idea de que el mal o los bajos instintos moran en todos nosotros se hace corpórea, sobrevolando todos y cada uno de los planos de la cinta.

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Quizás deja sin ahondar algunas cuestiones por las que sólo pasa de puntillas y deja intuir, lo que incluso puede llegar a considerarse incongruente (por ejemplo, la relación de Velarde con Rosario, aunque yo más bien lo entiendo como la unión de dos seres unidos por un pasado traumático – él – y una bajísima autoestima – ella). Otro aspecto que se ha criticado es la reacción de Alfaro ante la infidelidad de su mujer; para una persona tan irascible como él, lo normal sería esperarse un estallido de ira, aunque yo considero que esta no existe debido a la evolución del personaje, cada vez más consciente de su lacra.

Puede que sean imaginaciones mías, puesto que suele suceder eso de ver homenajes donde no los hay, tantas son las referencias cinematográficas que tienen críticos y realizadores, pero me ha parecido encontrar referencias a Psicosis (el plano de Andrés sentado) y a El silencio de los corderos (la bombilla que se apaga). Sea como sea, no tengo queja alguna de la factura y desarrollo de esta historia, que demuestra una vez más que se pueden hacer buenas producciones por estos lares sin recurrir a un torrente incesante de tópicos de la tierra, pero sin obviar nuestra historia reciente.

Ficha de Que dios nos perdone Filmaffinity

Noemí Escribano

Comunicadora Audiovisual, lectora voraz y procrastinadora nata.

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