Abracadabra – hechizos de extrarradio
Sin ser cosa de magia, el realizador Pablo Berger ha logrado que su Abracadabra exude el inconfundible aroma a cine de autor, manteniendo la independencia creativa de la película que le puso bajo los focos, Blancanieves, un film que versionaba de forma castiza el popular cuento con un enfoque repleto de sensibilidad que conquistó a gran parte del público.
En esta ocasión, Maribel Verdú repite, aunque pasa de ser de una fría madrastra a una cándida mujer de extrarradio llamada Carmen, que junto a su marido de ficción (Antonio de la Torre como Carlos, tan intimidador como veraz) dan vida a un tópico (pero no por ello menos real) matrimonio de costumbres ancladas en la España más rancia, donde el hombre impone su autoridad en el hogar con mano firme, actitud vejatoria y golpe de mando (para sintonizar el fútbol, obviamente).
Así están las cosas cuando ambos acuden con su hija a la boda de un familiar, donde el primo de Carmen (un hilarante José Mota) protagoniza un espectáculo de hipnosis para homenajear a los novios al que Carlos se presenta voluntario con el mero fin de boicotearlo. Pero algo no saldrá de la manera esperada…
Abracadabra es una efectiva comedia que combina con tino varios registros; desde la ligereza de una trama con estética algo kitsch donde Carmen y su primo toman roles detectivescos para arreglar el entuerto mágico hasta la gravedad de una mujer sometida a una vida de humillaciones ante la figura dominante de su marido. Todo esto apoyado por grandes actores como Josep Maria Pou y Quim Gutiérrez, que amplían la galería de personajes out of reality aunque con efectividad y buen humor. A continuación, desgrano algunos aspectos de la trama en «zona spoiler».
ZONA SPOILERS
Carmen se ve obligada a decidir ante dos hombres, ambos violentos aunque por razones muy distintas. Su marido ha sido sustituido por el espíritu de Tito, una persona dulce y de amables formas pero con indudables problemas mentales, tan graves que le han llevado a asesinar en diversas ocasiones. ¿Qué es mejor, la brutalidad machista de su marido o el peligro constante ante un hombre sensible pero perturbado?
Si bien han tildado el desenlace de Abracadabra de ser poco arriesgado, lo cierto es que siento que este es el final que merecía la cinta de Pablo Berger. Carmen no tiene por qué preferir lo malo conocido que lo malo por conocer y viceversa, sino que debe aprender a vivir sin hombres que la coloquen en ese tipo de tesituras, por mucho que la costumbre o los sentimientos le indiquen lo contrario. Así que, aunque es cierto que con su final, Abracabra rompe con el camino seguido durante toda la cinta – algo demencial y surrealista, un tono que sienta de fábula a la película- lo cierto es que considero su final… el que debe ser.
Al margen de esto, destacar momentos puntuales de la cinta capaces de hacer reír al público con eficacia, de la misma manera que se manejan con soltura giros al terror (la escena de la recreación de la madre de Tito) y reivindicar la magnífica interpretación de una Maribel Verdú estelar, tome el registro que tome. Para mí, Abracadabra ha funcionado casi tan bien como un encantamiento.