‘Midsommar’ – bajo el sol de medianoche
Cuando una ópera prima es catapultada a los altares, enfrentarse a una segunda obra no debe resultar tarea fácil. Ari Aster escribió de forma seguida los guiones de Hereditary y de Midsommar, razón por la cual ambos filmes comparten algunos elementos en común. Sin embargo, mientras que en Hereditary se nos presentaba una visión malsana de la familia, en Midsommar, curiosamente, se puede llegar a extraer una perspectiva positiva de las relaciones familiares a pesar de la truculencia y horror que las envuelve.
Dani (Florence Pugh) es una joven que decide añadirse a las vacaciones de su novio Christian (Jack Reynor) y de sus amigos. Uno de ellos, Pelle, les ha invitado a Härga, una aldea escandinava donde se celebra el Midsommar, un festival de nueve días dedicado a la adoración del sol y donde se llevan a cabo diversos rituales.
Ari Aster y el terror en lo cotidiano
Repetir lo subjetivo que supone calificar algo como “terrorífico” resulta redundante. Para mí, Ari Aster es capaz de manejar los espacios cotidianos de una forma particularmente escalofriante. Su dominio de la puesta en escena resulta innegable, y es algo que en Midsommar queda de manifiesto en una introducción que parece surgida de una pesadilla. A partir de ahí, el filme se desprende de la oscuridad para sumergirse en una atmósfera diurna y sumamente luminosa, donde no es posible ocultarse de lo que está por suceder.
Midsommar, un microuniverso de tradición folk
Si bien Hereditary y Midsommar son dos apuestas distintas, en ambas se explora tanto el fanatismo tribal como las relaciones familiares. Ambos ejes funcionan como vínculo temático, pero también sirven para establecer distancia entre las películas.
La adoración a los iconos paganos es algo que hemos podido ver en otras cintas del subgénero “folk horror”, donde los rituales macabros, las ofrendas a los ídolos y el secretismo de la comunidad están a la orden del día. En Midsommar, Ari Aster investigó las tradiciones de los pueblos escandinavos en la antigüedad. Desconozco mayormente qué aspectos del filme son basados en ritos reales y cuáles son fruto de la imaginación del director, pero Härga funciona espléndidamente gracias a la multitud de detalles que componen la aldea.
Precisamente, Midsommar resulta interesante tanto por lo que se muestra de forma explícita como por lo que se nos sugiere. Dibujos, frescos y bordados sirven para esbozar parte de la historia de Härga. Ante nuestros ojos, desfilan ritos truculentos e historias populares bañadas en sangre capaces de estremecer al más pintado. La atmósfera está servida; la imaginación, hace el resto del trabajo. No importa que muchos de esos ritos no lleguen a materializarse -o ni tan solo explicarse- en el filme. Su sola presencia, aunque sea vislumbrada de refilón, nos sitúa en un estado de alerta permanente por lo que pueda llegar a suceder. Eso, y detalles tan bellos como los cuadros que decoran el piso de Dani, azuzan el interés por el detalle.
La exploración de la psique humana
El elemento troncal de Midsommar es la relación entre Dani y Christian. Ella se esfuerza por no perderle, pero existe la comprensión silente de que está condenada al fracaso. La muerte de una relación puede llegar a ser un proceso agónicamente lento y doloroso, y en Midsommar se explora este símil, culminando en un desenlace catártico y repleto de comprensión.
Florence Pugh realiza un excelente trabajo interpretativo, transmitiendo muchas de sus sensaciones a través de la mirada o de la respiración. Su evolución, que implica tanto el cuestionarse su relación con Christian como su involucración en Härga, es uno de los puntos más interesantes de Midsommar.
Más brujería
Midsommar quizás decepcione a aquellos que busquen una repetición de la fórmula Hereditary, un filme mucho más turbio tanto en planteamiento como deriva. Midsommar decide no acomodarse en el terror “fácil” y obvio a pesar de las posibilidades, sino que hurga en los mecanismos del folklore popular y de las relaciones humanas. Resulta especialmente interesante su manera de presentar a la comunidad como un ente vivo, que respira y siente como uno solo, y donde los ritos y tradiciones se entienden como una manera sacra de mantener vivo su equilibrio.
Aunque es pronto para pronunciarse al respecto, habrá que ver si Aster es capaz de desligarse de los elementos ya comunes en su filmografía para explorar un terror no ligado a lo satánico. Midsommar es una propuesta absorbente y perturbadora que funciona espléndidamente, donde nuestra espoleada imaginación tendrá un papel importante nada más poner un pie en Härga. No me cabe duda que formará parte de mi lista particular de estrenos más destacados de 2019.
Midsommar, 2019 – 145 min. \ A24
Dirigida por Ari Aster. Guión Ari Aster. Protagonizada por Florence Pugh, Jack Reynor, Will Poulter, William Jackson Harper, Ellora Torchia, Archie Madekwe, Vilhelm Blomgren, Julia Ragnarsson, Anna Âström, Anki Larsson, Lars Väringer, Katarina Weidhagen van Hal, Isabelle Grill.
Ficha de Midsommar en Filmaffinity
Tráiler de Midsommar