‘Buffy cazavampiros’ – el viaje de la heroína

A medida que pierdo más y más preciado tiempo de ocio en ocupaciones más mundanas, las revisiones se han están convirtiendo en una rara avis (a pesar de que yo era la típica niña que rebobinaba una y otra vez el VHS una vez acabado el film). Por eso, para mí es mucho decir que Buffy cazavampiros es una de las pocas series que he visto completa en varias ocasiones; teniendo en cuenta que estamos hablando de 7 temporadas de más de 20 capítulos cada una (exceptuando una breve primera season de 12 capítulos) entenderéis que mi fascinación por el buffyverso que creó Joss Whedon debe ser bastante intensa como para someterla a tamaña inversión de tiempo.

Hay pocas series que me hayan llenado a tantos niveles como Buffy cazavampiros, una obra con un título que roza lo sonrojante pero que esconde un universo rico, evolutivo y carismático, con el que es posible empatizar a pesar de lo fantásticamente inverosímil de la propuesta. Y es que las semejanzas con nuestra existencia que podemos encontrar en las vivencias de Buffy y sus amigos son anormalmente vívidas; muchas de estas historias se narran con envoltorios monstruosos que sirven como metáforas curiosamente atinadas sobre nosotros mismos y las circunstancias que nos rodean.

Joss Whedon: un largo camino hasta Avengers

Antes de ser mundialmente conocido por su contribución al universo Marvel, Joss Whedon ya se había ganado un lugar en el corazón de muchos gracias a su labor como director/creador/guionista de varias películas y series. No voy a profundizar en su carrera al margen de Buffy, pero si le echáis un vistazo a la wiki veréis que este hombre ha participado en films como Toy Story, Alien: resurrection o en Atlantis: el imperio perdido, por citar sólo algunas.

Como muchos sabrán, los primeros pasos de Buffy en el mundo no hacían presagiar nada bueno: la película de 1992 protagonizada por Kristy Swanson resultó ser un fracaso y se quedó muy corta a la hora de plasmar el imaginario que Whedon tenía en mente para su heroína rubia. Hacía falta una obra con continuidad para ofrecerle a la historia un terreno capaz de desarrollar su potencial; el piloto se estrenó en 1997 y, efectivamente, este nuevo escenario resultó ser perfecto para adentrarnos en el mundo de Buffy, Willow y el resto de personajes.

Si bien la primera temporada resulta más bien anecdótica y funciona a modo de presentación -los verdaderos arcos de personajes/villanos llegarían por todo lo alto en la segunda temporada- sus primeros 12 capítulos servirían para darnos a conocer a todo un plantel de personajes con personalidades muy definidas y diferenciadas, así como a un villano poderoso que pondría en bandeja una final season que tendría consecuencias en el futuros acontecimientos.

Buffyverso en evolución

La creación de Joss Whedon trajo a la pequeña pantalla un obra repleta de complejidad y con una mitología propia, plagada de autoreferencias como de guiños a la cultura pop y al sector (por aquel entonces) más nerd, con personajes capaces de emprender el vuelo y evolucionar a partir de una base reconocible y sumamente estereotipada.

Precisamente, Buffy, cazavampiros tomó como punto de partida muchos personajes arquetípicos de las películas de instituto para, de forma progresiva, ir virando hacia una evolución orgánica y coherente -o tan contradictoria como puede ser el ser humano- que se mantuvo en prácticamente la totalidad del show. Podemos tomar como ejemplo a su misma protagonista: Buffy, el prototipo de la cherleader rubia de instituto norteamericano, la típica chica que no tendría problemas para ser la más popular… si no fuera porque su misión como cazadora la condena inevitablemente al ostracismo y a tener que luchar con uñas y dientes si quiere conservar un ápice de su vida como adolescente.

Los tópicos intencionados sobre los personajes no terminan aquí, ni mucho menos: Xander abraza el rol del graciosillo de turno que no tiene éxito con las mujeres, Willow personifica a la empollona que sufre de timidez casi enfermiza, Cordelia es la insufrible chica popular del instituto y Giles constituye la figura paternal y estricta que debe velar por la seguridad del grupo. Las tres primeras temporadas, además, tienen como escenario el instituto, un ambiente familiar que sufre agresiones constantes -muchas de ellas con cierto tono hilarante- poniendo de relieve que para los adolescentes, la vida puede ser literalmente un infierno.

Buena parte de la magia de la serie consiste en ver cómo personajes evolucionan a lo largo de sus siete temporadas; estos en ningún momento pierden su esencia ni sufren cambios que resulten chocantes o poco creíbles. La evolución natural surge a través de sus dilemas y decisiones, y podemos detectarlo incluso en su manera de vestir. Tomemos como ejemplo a Willow: parte de ropas muy aniñadas que, a medida que va ganando en en confianza en sí misma, mutan a una estética casi hippy en sus años de universidad y a otra mucho más sensual algo más tarde. Una forma estupenda de tratar los personajes en todas sus vertientes, sin descuidar ni una sola vertiente de su forma de expresarse.

7 temporadas, 7 villanos, 7 lecciones de vida

Uno de los aspectos más fascinantes de Buffy cazavampiros es cómo cada temporada, además de abordar un arco distinto con un villano a derrotar, trata temas fundamentales de la vida que se van correlacionando con las fases vitales de sus protagonistas a medida que van creciendo y se van afrontando a diferentes problemáticas.

1 temporada: Buffy llega a un ambiente nuevo, al que debe habituarse y emprender nuevas relaciones. El villano es el Maestro, un vampiro mítico que contrasta con la inexperiencia de Buffy, que aún debe aceptar por completo su identidad como Cazadora y todos los sacrificios que ello supone.

2 temporada: La relación entre Buffy y Ángel (un vampiro con alma) pasa de romántica a terrible cuando, tras hacer el amor por primera vez, Ángel se ve arrastrado a su naturaleza sádica de vampiro (producto de una antigua maldición). De esta manera, es posible explorar un tan tema universal como son las primeras historias de amor, al tiempo que se diluyen las fronteras entre el eros y el tánatos. Buffy pierde la inocencia sexual de una manera traumática y experimenta una complejidad emocional que será clave a la hora de afrontar situaciones futuras.

3 temporada: El instituto siempre ha sido un caldo de cultivo para la representación de diversos miedos (la impopularidad, el fracaso escolar, el escaso éxito amoroso y la incertidumbre sobre el futuro). Condensar -y dinamitar- todos esos miedos en el terror final (el no lograr salir jamás del instituto) se torna una amenaza corpórea en la figura del Alcalde. Aparece la antagonista principal de Buffy, Faith, el reverso tenebroso de la Cazadora, tan seductora como peligrosa.

4 temporada: Entrar en la universidad implica un mundo nuevo de posibilidades, de gente a la que conocer… y la posibilidad de distanciarse de todo lo relacionado con el mundo anterior. Las amistades se resienten y surgen los sentimientos amargos por ver emprender a los demás caminos distintos; las amenazas entrañan un cosmos más amplio y se introduce el mito de Frankenstein en la ecuación.

5 temporada: Madurar significa necesariamente aceptar las nuevas responsabilidades, algo que le toca hacer a lo grande a Buffy con la llegada de Glory y los notables cambios en su estructura familiar. Muchos de los personajes sufren eventos en los que su evolución se muestra más clara que nunca, como Willow con su relación -cada vez más dependiente- con la magia y Xander en su toma de decisiones sobre el futuro.

6 temporada: El viaje del héroe no ha terminado. Buffy regresa, más sabia y menos feliz que antes. La temporada más visceral, donde las pulsiones sexuales representan una liberación para una Buffy que se sienten totalmente incomprendida por sus amigos. Los villanos están a la altura de esta temporada, un trío bastante lamentable que añade una nota más a la deprimente season, la más certera repartiendo golpes de vida.

7 temporada: Buffy se asienta y asume por completo el rol que implica ser la Cazadora, algo que entra en conflicto con su círculo más cercano. La amenaza es global y sirve para retrotraerse en el tiempo y servir como colofón final; para mi gusto, y a pesar de sus grandes momentos, es la peor temporada, ya que pierde algo de coherencia en el tratamiento de los personajes. Aun así, su desenlace es bueno, aunque para los que se quedan con las ganas de más, las aventuras de la heroína continúan en formato cómic.

Buffy cazavampiros: rompiendo moldes

Si en algo se caracterizó Buffy cazavampiros fue en su capacidad para introducir elementos que la distanciaron a efectos de madurez de otros productos televisivos de la época. No solamente lograron un ejercicio audiovisual sólido y evolutivo, con personajes carismáticos y repleto de tramas sobre la vida; parte de la serie ha sido objeto de estudio por su impacto en la cultura popular y audiovisual de los años siguientes, así como por su tratamiento de la psicología de los personajes y del feminismo. Hilando aún más fino, en cuestiones de narrativa en la ficción televisiva, la serie logró en más de una ocasión romper con lo que el espectador estaba acostumbrado a ver, arriesgando con diferentes modelos de narración que obtuvieron excelentes resultados.

El ejemplo más conocido es sin duda el episodio musical de la sexta temporada, Once more with feeling, donde el elenco al completo cantaba temas en los que revelaba buena parte de sus pensamientos ocultos. Otro ejemplo lo encontramos en Hush, terrorífico capítulo en el que los personajes pierden la voz y deben comunicarse por señas o por escrito.

Y, sin duda alguna, el que es uno de los mejores capítulos, ya no de la serie, sino de toda la ficción televisiva: The body, un acongojante capítulo sobre la pérdida basado en las experiencias personales del propio Whedon. Eso sin contar con la maravillosa (y exenta de clichés) relación entre Willow y Tara, algo inédito en la televisión por aquel entonces que allanó el camino a la visibilidad de las relaciones homosexuales.

En cuestiones de feminismo, sería irreprochable no reconocer a Buffy cazavampiros, su aportación al mundo de la ficción televisiva con mujeres fuertes e imperfectamente perfectas, personajes de carne y hueso que suponen toda una razón de peso para convertirse en fans de la serie. Eso teniendo en cuenta que en ningún momento se descuidó el tratamiento de los partenaires masculines, a pesar de que es cierto que el mayor peso de las tramas y de los conflictos es llevado a cabo por personajes femeninos sumamente interesantes, partiendo de la misma Buffy hasta la cambiante Willow, sin olvidar a Anya, Faith o Tara.

Autoreferencias y personajes en las sombras

Otro de los grandes atractivos de Buffy cazavampiros es su poder autoreferencial. A lo largo de las siete temporadas se hace referencia a multitud de sucesos y bromas internas acontecidas con anterioridad en la serie, creando una complicidad con el espectador pocas veces logrado. También es importante hacer nota la inclusión de pequeñas pistas de sucesos futuros en temporadas tempranas, lo que nos hace darnos cuenta de la magnitud de la planificación de los guionistas en cuanto al futuro o sucesos de muchos de los personajes (por ejemplo, el parche que forma parte del disfraz de Xander en uno de los Halloweens).

Buffy cazavampiros tuvo la fuerza de arriesgar, tanto deshaciéndose de personajes clave como situándolos en terrenos poco benévolos, en los que personajes muy queridos mostraban su cara más oscura -y también más humana-. Eso dio pie a que algunos de los personajes que se convirtieron en los más populares de la esta ficción televisiva fueron aquellos situados desde el principio en el filo entre el mal y el bien: es el caso de Faith, la Cazadora de personalidad sumamente ambigua más avocada al mal, con un carisma y exotismo innegables.

Y no podemos olvidarnos de Spike, un personaje que comenzó como villano condenado a aparecer de forma esporádica – e inicialmente de desaparición temprana- y que sufrió una evolución fantástica a partir de la cuarta temporada, de una manera escalonada y creíble. Spike se convirtió, sin duda alguna, en uno de los personajes base de la serie, con un arco de desarrollo excelente que define el espíritu de la serie.

La Scooby-gang se convirtió, por motivos evidentes, en una pieza insustituible de mi experiencia televisiva. Y también, cosa que me alegra en sobremanera, en la muchos otros.

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Noemí Escribano

Comunicadora Audiovisual, lectora voraz y procrastinadora nata.

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